Por Natalia Kidd
El inédito plan de ‘shock’ puesto en marcha sin anestesia por el libertario Javier Milei ha supuesto un severo ajuste económico, con un resultado «exitoso» en las cuentas públicas, pero a costa de drásticos recortes de gastos y parálisis de la actividad, un duro escenario para una Argentina empobrecida y agobiada por la elevadísima inflación.
El desequilibrio fiscal, junto con la elevadísima inflación -211,4% en 2023, la tasa más alta del mundo- y los problemas monetarios y cambiarios, son los mayores lastres con los que Milei tomó las riendas de la maltrecha economía argentina hace 100 días.
El economista libertario asumió la Presidencia argentina el 10 de diciembre y, sin demoras, emprendió un severo plan de ajuste equivalente al 5 % del PIB -algo de lo que «no existen registros históricos en el mundo», según Milei- con el objetivo de recuperar este año el superávit, desde un déficit primario del 2,9 % del PIB y un resultado financiero negativo del 6,1 % del PIB en 2023.
Con drásticos recortes de gastos, los efectos de su plan de ‘shock’ ya se vieron, y con contundencia, en enero y febrero: Argentina no sólo logró tener superávit primario sino también un resultado financiero positivo, equivalente al 0,2 % del PIB en el primer bimestre.
«En estos primeros tres meses evitamos la hiperinflación y, con las cuentas públicas ordenadas, estamos en camino a terminar con la inflación. Hace tres meses nos preguntaban cuándo venía el desastre y hoy, cuándo llegaremos a la luz al final del túnel. El mayor éxito es haber logrado transformar la expectativa de la devastación. Es un gran logro», afirmó el viernes pasado el portavoz presidencial, Manuel Adorni.
La nueva Administración ha trabajado también en reducir los excedentes monetarios y los pesados pasivos del Banco Central, cortar la emisión monetaria para financiar al Tesoro, aliviar la carga de vencimientos de deuda e ir recomponiendo las reservas monetarias, sumando 10.600 millones de dólares desde la llegada de Milei.
Los mejores precios de acciones y bonos soberanos argentinos reflejan el crédito que por ahora los inversores le dan al ‘plan Milei’, mientras que los tipos de cambios alternativos atraviesan una calma por mucho tiempo no vista en el usualmente turbulento mercado local.
«Milei hizo un buen diagnóstico, atacó los problemas de la macroeconomía e hizo un ancla fiscal a partir de su credibilidad. Eso es una muy buena noticia para la economía, tal como venía», dijo a EFE Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting.
Pero el experto advierte de que la actividad económica está en caída y «al límite», con «pulverización de los ingresos reales» y sin una «contención social» de los más vulnerables, cuando cerca de la mitad de los argentinos es pobre.
La inflación creció 25,5 % mensual en diciembre y 20,6 % en enero, saltos que el Gobierno achacó a la «herencia» del desmadre económico del anterior Ejecutivo, pero que, en los hechos, estuvieron impulsados por la fuerte devaluación del peso argentino y la liberación de los precios «reprimidos» de la economía apenas iniciada la nueva Administración.
Los precios están en desaceleración desde enero, con una inflación mensual del 13,2 % en febrero, un fenómeno que Milei atribuye a su férrea disciplina fiscal y monetaria.
«La inflación no está bajando porque haya un plan de estabilización, con inversión y creación de empleo genuino, sino porque hay una pulverización de los ingresos reales, porque no hay un ancla salarial, con una caída del consumo», observó Piazza.
Las alzas de precios, en la práctica, están encontrando su límite en los flacos bolsillos de los consumidores, cuyos ingresos no lograron recomponerse frente a la inflación acumulada en los últimos tres meses. Sólo en febrero las ventas de los comercios pymes se desplomaron 25,5 % interanual.
El comercio no es el único sector afectado. La industria y la construcción se han derrumbado.
«Yo dije que el inicio iba a ser durísimo», recordó hace unos días Milei, quien asegura que, no obstante, el difícil escenario actual, las expectativas económicas están mejorando.
Mientras ataca los desequilibrios macroeconómicos, Milei, un ‘anarcocapitalista’ que sueña con un mundo sin Estado, intenta avanzar con profundas reformas para desregular la economía, pero de momento ha fracasado en la construcción de los consensos políticos necesarios, algo que inversores y empresarios empiezan a observar con preocupación.
Fuente EFE.