El uso de armas químicas por parte de Rusia en Ucrania

Médicos y soldados cuentan su experiencia frente a los gases venenosos usados por las tropas de la Z

Yuri, soldado de asalto de la Brigada 54, saca la granada de una bolsa de plástico. La acaba de traer de las trincheras para que la analicen en un laboratorio. Es la misma que ha estado a punto de matarlo a él y a su compañero, que ahora recupera sus pulmones en un hospital.

– Te la voy a enseñar. Hazle la foto pero no la toques sin guantes.

Es un cilindro metálico, con una fecha impresa en negro.

– ¿Cómo actúa este arma?

Yuri hace como que aspira el aire.

– Te produce quemaduras y te deja ciego. Si respiras dos veces este gas los pulmones se bloquean. Si no te sacan de ahí, estás muerto.

– ¿Cómo os lo lanzaron?

– En la trinchera, desde drones. Al chocar contra el suelo la espoleta libera el gas.

La granada metálica que muestra Yuri en el frente de Velika Novosilka, entre Zaporiyia y Donetsk, confirma lo que varios médicos ucranianos denuncian en los puntos de evacuación de heridos: Rusia está usando armas químicas en los frentes de Ucrania contra sus soldados.

Para comprobar los efectos de estos gases venenosos, visitamos la base del Prigov First Volunteer Mobile Hospital, una organización médica, en la ciudad de Limán, muy cerca del frente. Allí, Hanna, una de las sanitarias, denuncia el uso de estas armas, prohibidas por la Convención de Ginebra: «Tenemos cada vez más casos de heridos por gas cloro y gas mostaza. Uno de ellos murió por asfixia. Hemos analizado a nuestros soldados afectados por estos ataques químicos y tenemos pruebas de los compuestos que Rusia está usando en estos momentos».

Hana muestra los documentos que acreditan qué tipo de gas usan los rusos y sus efectos sobre el cuerpo.

– ¿Cómo logran los rusos contener el gas para que no afecte a sus propias tropas por proximidad?

– Lo lanzan en determinadas zonas, no por todo el frente. Cerca de aquí ya lo han utilizado varias veces.

– ¿Es algo generalizado?

– Tenemos la sensación de que están probando compuestos en zonas determinadas, preparándose para usarlos después a gran escala.En estos momentos, el ejército de Ucrania ha denunciado el uso de gases venenosos en la zona de Krinky (cabeza de puente en el lado ocupado del río Dnipro), junto a la ciudad de Robotine, en Zaporiyia y en el frente de Limán. En total, desde enero, se han contado casi 300 ataques con estas armas. Pero la granada de Yuri demuestra que han ampliado su radio de acción a otros frentes, como el de Velika Novosilka, que había permanecido sin cambios en los últimos meses.

Hasta el propio Instituto de Estudio de la Guerra detectó el 25 de enero de este año este tipo de armas en el arsenal ruso que las tropas de la Z están utilizando en los frentes de Ucrania.

SIN MÁSCARAS ANTIGÁS

El uso masivo de estos gases no sólo plantea una cuestión ética, sino también militar. En el equipo de dotación del soldado ucraniano (o del ruso) no se incluyen las máscaras antigás, que sí eran obligatorias en las guerras mundiales. El uso de estas armas químicas pueden cambiar el campo de batalla en breve y el ejército de Kiev tendrá que proveer de protección química a sus soldados. El presidente de EEUU, Joe Biden, aseguró que su país actuaría si Rusia usaba su arsenal de armas químicas en Ucrania. «Pagarán un alto precio», fueron sus palabras.La primera vez que Rusia usó armas químicas en Ucrania fue a pocos días de comenzar la guerra, concretamente lanzando fósforo blanco, o sea, una cortina de fuego que no discrimina entre civiles y militares. Ciudades como Bajmut, Sverodonetsk o Avdivka fueron bombardeadas con este compuesto.

Los gases cloro y mostaza se usaron masivamente y por los dos bandos durante la Primera Guerra Mundial. Miles de soldados quedaron ciegos o con graves problemas pulmonares durante toda su vida por culpa de este tipo de ataques químicos. El propio Adolf Hitler se quedó parcialmente ciego por un bombardeo con gas mostaza cerca de Ypres, en Bélgica, lo que provocó que él mismo despreciara su uso durante la Segunda Guerra Mundial en las trincheras, aunque el Tercer Reich sí utilizó gas Cyclon B en sus campos de exterminio al igual que Japón lo hizo en sus prisiones en el Pacífico.

Además, el gas cloro es el mismo que usó el dictador sirio Bashar Asad en Idlib contra civiles en 2018.

Fuente el Mundo