Uno de los grandes clientes de Hikvision es el Gobierno de Netanyahu, que antes de la guerra ya llenó con estas cámaras chinas los territorios palestinos
La Policía de Tianjin, una ciudad en el norte de China, ha comprado un software que busca predecir crímenes y protestas antes de que ocurran. Tiene la capacidad de recopilar enormes cantidades de datos sobre las acciones diarias de una persona, desde sus búsquedas en el Internet patrio o las llamadas, hasta cada paso que da fuera de su casa gracias a la abundante red de cámaras de seguridad dotadas de reconocimiento facial que hay por todas partes.
Con todo ello, el programa puede intuir patrones y advertir a las autoridades sobre una conducta sospechosa. Es como el precrimen de la película Minority Report, pero el papel que protagoniza Tom Cruise lo ocupa un agente chino.
El software lo desarrolló Hikvision, el mayor proveedor mundial de sistemas de videovigilancia. La mayoría de cámaras de Tianjin también han sido fabricadas por esta empresa, que está estrechamente relacionada con el Gobierno chino. Su principal accionista es China Electronics Technology Group, un contratista de defensa de propiedad estatal que fabrica drones y otros equipos militares.
Hikvision está detrás del sistema de vigilancia masiva de China. Sus ojos también están repartidos por todo el mundo con más de seis millones de cámaras. Estados Unidos ordenó hace tiempo que retiraran los dispositivos de esta empresa, a la que colocó en su lista negra alegando «amenazas para la seguridad nacional» por sus vínculos con el Partido Comunista Chino.
Lo mismo hicieron el año pasado Australia y Reino Unido por informes de varias organizaciones de derechos humanos que vinculan los aparatos de Hikvision con la persecución a los musulmanes uigures de la región de Xinjiang. Hace unos meses, Ucrania calificó a Hikvision como «patrocinador internacional de la guerra». En Kiev aseguran que este gigante chino de la vigilancia ha vendido al ejército ruso cámaras termográficas y de vigilancia que se pueden usar en drones.
Uno de los grandes clientes de Hikvision es el Gobierno israelí, que llenó con las cámaras chinas los territorios palestinos, sobre todo zonas concurridas como la Puerta de Damasco, donde habitualmente se concentraban las manifestaciones. Antes de que estallara la guerra entre Israel y Hamas, Amnistía Internacional publicó una investigación sobre los que bautizaron como la «represión digital» en varios barrios de Cisjordania.
«Los sistemas de reconocimiento facial de China están proporcionando a las autoridades israelíes nuevas y poderosas herramientas para limitar la libertad de movimiento, añadiendo más capas de sofisticación tecnológica al sistema de apartheid que Israel está imponiendo a los palestinos», rezaba el informe, citando decenas de cámaras de Hikvision que estaban repartidas por infraestructuras militares y áreas residenciales «operadas por la policía israelí y por colonos privados alrededor de la ciudad vieja de Jerusalén Este, en particular la Puerta de Damasco, el barrio armenio, el barrio musulmán y Silwan».
Investigaciones de Internet Protocol Video Market (IPVM), un grupo de análisis sobre la industria de la seguridad y videovigilancia con sede en Estados Unidos, también añaden que algunas de estas cámaras cuentan con funciones de reconocimiento facial probablemente conectadas a Mabat 2000, una red de vigilancia que usa inteligencia artificial y que está dirigida por la policía israelí.
«El vasto sistema permite a las autoridades mantener a los palestinos bajo observación constante, incluso mientras realizan sus actividades cotidianas. Estas tecnologías se utilizan para restringir la libertad de movimiento de los palestinos», continúa el informe de Amnistía.
LA HISTORIA DE HIKVISION
En la ciudad de Hangzhou, en el este de China, Hikvision cogió forma en 2001 cuando un profesor de Ingeniería llamado Chen Zongnian reclutó a dos de sus alumnos más brillantes, Hu Yang Zhong y Gong Hongjia, para convertir el instituto de investigación del gobierno chino donde trabajaban en una mega fábrica de cámaras. Chen (58 años) es el presidente de la empresa y también un miembro destacado del Partido Comunista. Es uno de los delegados que viajan a Pekín para participar en el cónclave político más importante del año en el Parlamento chino.
Fuente el Mundo
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