Por Milton Olivo
¿Que tu crees que es el cambio? ¿Que llegamos? La verdad es, que es un proceso, no un lugar donde llegar, ni tiene tiempo definido.
Y lo peor es, que todavía es una aspiración, que no se ha racionalizado y convertido en una ideología, que es el conjunto de ideas, especie de mapa, que nos indica cómo y a dónde llegar.
El dónde llegar es más simple, lo que necesitamos; hacer realidad una sociedad sin corrupción, sin impunidad, institucionalizada, de bienestar, con justicia social, empleos para todos, buenos salarios y se proteja el Medio Ambiente.
En el cómo, es que la puerca retuerce el rabo. Aunque la verdad es que en 2020 inició el cambio, con la lucha contra la corrupción. Ya los casos ventilados en justicia, es un zoológico de todos conocidos.
Como no somos dictadura, ni una armada revolución, sino que la democracia, y el Estado de derecho establecido en la constitución, es la norma, con ese nivel de civilización, se ha enfrentado el problema, que, para muchos, debió ser fusilado sin juicio a los acusados de corrupción. Pero la ley manda otra cosa.
De nuestro nivel de evolución, y civilización, la realidad del presente, un reflejo es. Universo de intereses enfrentados, es lo que en la práctica es.
El universo de aquellos que quieren un país honrado, próspero, de justicia e institucionalidad. Y el otro, de aquellos que solo buscan enriquecerse, y sus seguidores que buscan beneficiarse. Representa a quienes Duarte llamó “Orcopolitas”, que significa ciudadanos del infierno.
Y si el trayecto es largo para cristalizar el cambio, la lucha es mucho mas intensa, y el desafío aún mayor. Pues la necesidad apremia a muchos y los confunde. Es pasar de un universo, donde unos pocos se roban todo, y el Estado es el chaleco salvavida de todos.
Y pasar a un universo-Estado, donde nadie robe, y el ciudadano no necesite del Estado, ni depender de políticos, porque hay oportunidades para todos.
Los pueblos son los arquitectos de su propio destino, por siglos se ha afirmado. Y los pueblos son la suma de sus ciudadanos. Significa que, de su sabiduría, reflejada en su apego a los principios a la hora de tomar decisiones depende su destino.
Pero no es solo responsabilidad de los pueblos, o de los individuos. También, o, sobre todo, de la sabiduría de la clase política, y su capacidad de ser capaz de definir y comunicar el norte hacia el que avanzamos. Y su apego a los principios.
No es asunto de hombre, ni de un cuatrienio el asunto del cambio. Es un proceso evolutivo sociopolítico y multidimensional de una sociedad. A Grosso modo; apegarnos a lo que, dentro de las opciones es mejor por su accionar apegados a los principios, o nos entregamos a los brazos de lo que sabemos sería saltar hacia atrás.
Pienso que hay señales de tránsito existenciales que debemos tener claro y sobre todo, definir las prioridades, en nuestra evolución hacia el cambio; donde la necesidad de un servicio judicial que garantice un sistema de consecuencia, es vital para evolucionar, y que su ausencia, es la raíz del mal.
Que la prioridad del uso de los recursos públicos debe ser establecer un eficiente sistema de salud pública, para reducir el dolor y el sufrimiento de la familia nacional. Invertir en elevar la producción, la industrialización y las exportaciones para -sustituyendo importaciones- erradicar el desempleo e impulsar el desarrollo nacional. Y elevar al máximo el nivel de nuestro sistema de educación, investigación, innovación y desarrollo de nuevos productos.
Los que están con el cambio y aquellos que unidos en el “Eje del Mal” buscan llevar el país al pasado, es más que un asunto político. Es la lucha de dos niveles de conciencia. De las dos grandes voluntades cívicas existentes.
Y la misión historia de los que están con el cambio, es hacerle comprender a los que apoyan el “Eje del Mal” de que se trata, de que sin darse cuenta, -creyendo que es un asunto de colores o simpatías- conspiran contra el futuro de su patria. Y contra el bienestar de ellos y los suyos a mediano y largo plazo.
No nos engañemos, el mal no solo existe nucleado dentro del “Eje del Mal”, también existe en la entraña del cambio. Porque esa es la naturaleza de las cosas.
De manera, que la misión histórica trascendente de los ciudadanos conscientes y comprometido con el cambio, es luchar contra todo enemigo del cambio, ya sea interno o externo. Y con amor, atraerse a los que conspiran contra la patria, apoyando el “Eje del Mal”, concientizandolos.