Kissinger, quien cumplirá 100 años el próximo 27 de mayo, recibió a The Economist en su oficina en el piso 33 de un edificio de estilo Art Deco en el centro de Manhattan. Durante la entrevista, que abarcó unas ocho horas en total durante dos días, el exsecretario de Estado de las administraciones de Richard Nixon y Gerald Ford abordó diversos temas, incluyendo su visión sobre la evolución del conflicto en Ucrania, los posibles beneficios que la entrada de Ucrania en la OTAN podría tener tanto para el país como para Rusia, y expresó preocupación acerca de las relaciones entre Estados Unidos y China, así como sobre el futuro de la Inteligencia Artificial (IA).
Kissinger, quien actualmente trabaja en dos libros, uno sobre IA y otro sobre las grandes alianzas internacionales, comparó la rivalidad actual entre alianzas con la situación previa a la Primera Guerra Mundial, destacando que ninguna de las partes tiene mucho margen de maniobra política y que cualquier perturbación del equilibrio podría tener consecuencias catastróficas.
En relación al conflicto entre Kiev y Moscú, Kissinger profundizó sobre el papel que Occidente puede desempeñar para poner fin a la guerra. Cuestionó la postura de los europeos que se oponen al ingreso de Ucrania en la OTAN por considerarlo demasiado arriesgado, mientras al mismo tiempo se les suministra armamento avanzado. En este sentido, agregó que en una eventual conversación con el presidente ruso Vladimir Putin, le expresaría que «Rusia también estaría más segura con Ucrania en la OTAN».
Y explicó su razonamiento: «En este momento, hemos armado a Ucrania hasta el punto en que se convertirá en el país mejor armado, pero con el liderazgo menos experimentado estratégicamente en Europa. Si la guerra termina como probablemente terminará, con Rusia perdiendo muchas de sus ganancias, pero conservando Sebastopol [la principal ciudad de la península de Crimea], es posible que tengamos una Rusia insatisfecha pero también una Ucrania insatisfecha; en otras palabras, un equilibrio de insatisfacción. Por lo tanto, para la seguridad de Europa [y de Rusia], es mejor tener a Ucrania en la OTAN, donde no puede tomar decisiones nacionales sobre reclamos territoriales». Kissinger consideró que tener a Ucrania fuera de la OTAN presentaría el peligro de «un estado solitario que solo cuida de sí mismo».
En cuanto a la rivalidad con China y el papel de la inteligencia artificial, el exsecretario de Estado, quien jugó un papel clave en las relaciones entre Estados Unidos y China en la década de 1970, mostró preocupación por la creciente competencia entre Washington y Pekín por la supremacía tecnológica y económica. «Los dos mayores peligros para la paz en este momento somos nosotros dos [Estados Unidos y China]. En el sentido de que tenemos la capacidad de destruir a la humanidad», afirmó. Según su opinión, el destino de la humanidad depende de si los dos gigantes pueden llevarse bien. Él cree que el rápido avance de la inteligencia artificial, en particular, deja solo de cinco a diez años para que Washington y Pekín encuentren una manera de llegar a un acuerdo.
Desde la perspectiva estadounidense, Kissinger considera que hay una mala interpretación de las aspiraciones chinas. Afirma que China no busca dominar el mundo en un sentido hitleriano, sino que desea ser poderosa y buscar el respeto por sus logros, más en línea con el pensamiento confuciano que con el marxismo.
En cuanto a los riesgos de la inteligencia artificial, Kissinger expresó su preocupación, especialmente por las posibles consecuencias en la rivalidad entre Pekín y Washington. Destacó que nos encontramos en el inicio de una capacidad en la que las máquinas podrían desencadenar una pandemia global u otras formas de destrucción humana, no solo nuclear. Por lo tanto, considera que las circunstancias requieren líderes responsables que al menos intenten evitar el conflicto.