Por Milton Olivo
El PRM, con abortar la celebración de una Convención Democrática y Universal, ha tomado el camino de la autodestrucción ya recorrido por el PRSC, PRD, y PLD respectivamente. Camino que se agrava con los supuestos «consensos» para elegir autoridades municipales. Es tiempo de parar para que no se convierta en una desgraciada cultura.
La ley de acción y reacción, es reflejo de la mecánica existencial. Todos los candidatos nacionales, que se sintieron burlados con la Convención de Delegados, es natural que en su momento reaccionen contra los responsables de ese despropósito. La democracia debe regresar al PRM.
Candidatos escogidos de forma legal, pero ilegítimos, porque no representan la simpatía de la militancia.. ¿Con qué liderazgo van a convocar trabajo político a la hora de las elecciones? No podemos permitir que el sentimiento de poder, sustituya el sentido común y la prudencia.
En una democracia, el poder reside en la mayoría de los ciudadanos, que libremente por simpatías personales deciden en que partido militar y que candidatos escoger. Si les imponen los dirigentes, simplemente no responderán a ellos, lo que conspira contra la continuidad en el poder.
Ese fenómeno de acuerdo de aposento, denominado consenso en el PRM, debe ser detenido, desterrado y anulado. Ya que la dirigencia nacional fue «impuesta», los dirigentes municipales y los candidatos deben ser fruto de la voluntad popular, para que tengan posibilidades de ganar.
El Presidente Luis Abinader, goza de la simpatía mayoritaria del pueblo, no tiene necesidad de fracturar el partido, permitiendo políticas excluyendo que destruyen la tradición democrática defendida y establecida por el Dr. José Francisco Peña Gómez, de participación de las bases. O en otras palabras someterse a la voluntad de las mayorías.