Por: Victoria Kim, Clifford Krauss y Anton Troianovski
Cuando Estados Unidos y la Unión Europea tomaron medidas para reducir las compras de combustibles fósiles rusos este año, esperaban que ayudaría a que la invasión rusa de Ucrania fuera tan económicamente dolorosa para Moscú que el presidente Vladimir Putin se viera obligado a abandonarla.
China y la India, los países más poblados del mundo, se han abalanzado para comprar aproximadamente el mismo volumen de petróleo ruso que habría ido a Occidente. Los precios del petróleo son tan altos que Rusia está ganando aún más dinero con las ventas que antes de que comenzara la guerra hace cuatro meses. Y su moneda, que alguna vez se tambaleó, ha aumentado su valor frente al dólar.
Los funcionarios rusos se ríen de lo que llaman un fracaso espectacular para intimidar a Putin. Y el daño económico que el boicot al petróleo pretendía infligir está repercutiendo no tanto en Moscú sino en Occidente, especialmente en Estados Unidos, donde los precios del petróleo por las nubes representan una potente amenaza para el presidente Joe Biden a menos de la mitad de su mandato.
Algunos señalan que el embargo petrolero de Europa aún no ha entrado en vigor y dicen que los efectos a largo plazo del ostracismo económico de Rusia sobre la guerra siguen siendo un poderoso determinante del destino del país. Esos efectos se extienden mucho más allá del comercio de combustibles fósiles, obstaculizando la banca rusa y otras industrias, pero es en gran medida la venta de petróleo y gas lo que mantiene a flote al gobierno y a su Ejército.
Si Putin ahora se sentirá envalentonado financieramente para proseguir la guerra indefinidamente es una pregunta abierta. Pero todo indica que Ucrania y sus partidarios se están preparando aún más para un conflicto prolongado.
A corto plazo, Estados Unidos y sus aliados occidentales contaban con sanciones económicas, no con procesos penales, para persuadir a Moscú de que retrocediera, o al menos degradara su capacidad para sostener la guerra. Por ahora, al menos, esa táctica parece haber fracasado, dada la creciente demanda en Asia de petróleo de Rusia, el tercer mayor productor de petróleo del mundo después de Estados Unidos y Arabia Saudita.
En mayo, las importaciones chinas de petróleo ruso aumentaron un 28% con respecto al mes anterior, alcanzando un récord y ayudando a Rusia a superar a Arabia Saudita como el mayor proveedor de China, según las estadísticas chinas. La India, que antes compraba poco petróleo ruso, ahora importa más de 760.000 barriles por día, según datos de envío analizados por Kpler, una firma de investigación de mercado.
“Asia ha salvado la producción de crudo ruso”, dijo Viktor Katona, analista de Kpler. “Rusia, en lugar de caer más, está casi cerca de sus niveles previos a la pandemia”.
Según Rystad Energy, una empresa independiente de investigación y análisis de negocios, las ventas de crudo ruso a Europa cayeron en 554.000 barriles por día de marzo a mayo, pero las refinerías asiáticas aumentaron su participación en 503.000 barriles por día, casi un reemplazo de 1 por 1.
Aunque Rusia está vendiendo el petróleo con un gran descuento debido a los riesgos asociados con las sanciones impuestas por la invasión de Ucrania, los altos precios de la energía lo han compensado. Rusia recaudó 1700 millones de dólares más el mes pasado que en abril, según la Agencia Internacional de Energía.
No está claro si Asia comprará todo el petróleo ruso destinado a Europa, ya que la UE trabaja para dejar de depender de las exportaciones de energía del Kremlin. Pero por ahora, el cambio ha permitido a Moscú mantener los niveles de producción de petróleo y frustrar las expectativas de que su producción se desplomaría.
Las compras de China en particular han subrayado el apoyo que Putin disfruta de su homólogo chino, Xi Jinping, que se ha comprometido a profundizar la cooperación con Moscú, independientemente de sus dudas sobre la guerra en Ucrania.
La combinación de crudo ruso con descuento y precios más altos también significa que las refinerías indias se están beneficiando por partida doble, según los analistas. Algunos de los productos derivados del petróleo exportados por la India han sido enviados a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia, según el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio con sede en Finlandia.
La alta demanda mundial de petróleo y gas de Rusia está impulsando a los funcionarios rusos a declarar que los esfuerzos de Occidente para limitar las exportaciones rusas han fracasado.
Aleksei Miller, director de Gazprom, el gigante ruso de la energía, dijo la semana pasada en una conferencia económica en San Petersburgo, Rusia, que no tenía mala voluntad contra Europa porque incluso cuando las importaciones del continente de gas natural ruso cayeron en “varias decenas del porcentaje”, los precios aumentaron “varias veces”.
“No tergiversaré la verdad si te digo que no guardamos rencor”, dijo.
Solo este mes, estimó el Ministerio de Finanzas de Rusia, se esperaba que las arcas del gobierno recibieran 6000 millones de dólares más en ingresos por petróleo y gas de lo previsto debido a los altos precios.
Aun0 así, es probable que las sanciones causen más daño a la economía rusa a finales de este año. Y aunque el repunte de la moneda de Rusia, el rublo, se atribuye en parte a la sorprendente resiliencia económica del país, también refleja los estrictos controles gubernamentales sobre los flujos de capital y la caída en picado de las importaciones en Rusia.
El gobierno de Putin también ha reducido drásticamente la cantidad de datos presupuestarios que se hacen públicos, lo que dificulta cuantificar cuánto está gastando en la guerra. Los analistas dicen que no hay evidencia de que Putin esté bajo presión inmediata, económica o de otro tipo, para terminar su campaña militar.
Pero Yevgeny Nadorshin, economista jefe de la consultora PF Capital en Moscú, dijo que los datos que el gobierno publica indican que estaba tratando de reducir el gasto en todos los ámbitos. Y la evidencia de las deficiencias en el equipo del Ejército ruso, con voluntarios luchando para entregar equipos de primeros auxilios y otros artículos básicos a las tropas, muestra los límites de la capacidad del Kremlin para financiar el esfuerzo bélico.
“La disposición del gobierno a gastar está claramente sufriendo, a pesar de la bravuconería de los pronunciamientos oficiales”, dijo Nadorshin. “No es difícil adivinar que, en términos de adquisición de armamento, no todo va bien”.
Fuente: La Nacion