El Papel de las Naciones Unidas (ONU) en el Conflicto de Rusia y Ucrania.

Por: Ariadna Quintero

Si pensamos en el papel de los Organismos Internacionales Multilaterales como Naciones Unidas o la Unión Europea, para vislumbrar una posible salida a este conflicto con visos de consecuencias inimaginables para la paz y estabilidad mundial, inmediatamente nos preguntamos cuál debe ser su participación efectivos y si realmente podrán ejercer una presión lo suficientemente fuerte como para resolver el conflicto.

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Desde nuestra perspectiva y refiriéndonos directamente al papel de Naciones Unidas, tras lo vivido en las sesiones del Consejo de Seguridad justo cuando se desató el ataque directo de Rusia a Ucrania y, paradójicamente, en momentos en que Rusia ostenta la presidencia de dicho organismo en cargo de la paz internacional, es difícil pensar que desde aquí se pueda encontrar una solución.

Desde la creación de la Organización en 1945 con el espíritu de mantener la paz y la seguridad internacionales y evitar la posibilidad de otra guerra devastadora como la Segunda Guerra Mundial, el Consejo de Seguridad dentro de la estructura de las Naciones Unidas siempre ha sido designado con la responsabilidad principal de mantener la paz y la seguridad, trabajando siempre en primera instancia a través de la diplomacia como la herramienta «perfecta» para lograr estos fines.

La forma en que se conforma el Consejo de Seguridad, su poder de acción, los cuestionables poderes de veto que otorgan poder absoluto a los 5 estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Federación Rusa, China, Francia y Reino Unido), ha sido siempre el talón de Aquiles de la Organización, cuestionando en diferentes ocasiones la eficacia de resolver situaciones graves de conflicto global a lo largo de los años.

En ese sentido, la pregunta es, ¿puede Rusia, habiendo transgredido los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas mediante el uso de la fuerza, seguir desempeñando un papel tan importante dentro del Consejo de Seguridad?

Lamentablemente, y aunque pueda parecer paradójico, la respuesta es sí. Dentro de la Carta de las Naciones Unidas no se contempla ningún mecanismo para remover a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Su misma condición de «permanente» la consolida en esa posición.

Otro tema sería la solicitud de expulsión de un país miembro de las Naciones Unidas, situación que requeriría el voto de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero siempre sujeta a la recomendación del Consejo de Seguridad. Una situación sin precedentes y que, dado el papel evidente de Rusia, esto sería imposible.

Ante la falta de consenso en el Consejo de Seguridad y dada la gravedad del tema, que sin duda viola los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad solicitará una reunión de emergencia de la Asamblea General para tratar el asunto e iniciar una resolución que condena a Rusia, esperando el apoyo de la gran mayoría de los 193 estados miembros de las Naciones Unidas.

Durante sus 77 años de vida, la Asamblea General solo ha realizado 10 sesiones de emergencia en línea con la resolución 377A (V) denominada «Unidos por la Paz» que otorga a la Asamblea General la facultad de hacerse cargo en el campo de la paz y la seguridad internacionales cuando el Consejo de Seguridad no llega a acuerdo por falta de unanimidad entre sus miembros permanentes.

No nos engañemos, una condena de la Asamblea General de Naciones Unidas contra Rusia no irá más allá de un gesto simbólico, una condena ética y moral, pero con poca eficacia jurídica, ya que sólo una resolución del Consejo de Seguridad sobre paz y seguridad confiere ese indispensable carácter vinculante.

El panorama es realmente complicado, tras las fallidas gestiones diplomáticas por parte de los Organismos Multilaterales, la reacción de la gran mayoría de la comunidad internacional está funcionando en la línea de las sanciones económicas en estos momentos, como posibilidad de ejercer presión sobre Rusia, con cuestionable chance disuasión exitosa frente a la creciente amenaza nuclear de Putin.

Y en cuanto al carácter y papel de una Organización que en 1945 desempeñó el papel más importante en el mantenimiento y consecución de la paz, como es Naciones Unidas, se reabren muchos frentes.

Dada la situación actual y el constante cambio en el orden internacional, es fundamental insistir en la necesidad de una reforma de las Naciones Unidas, un debate estancado, difícil, pero fundamental para el futuro de las generaciones venideras.

Este año el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, renueva su mandato al frente de la Organización hasta el año 2026. Es momento de hacer una apuesta valiente y poner sobre la mesa la urgente necesidad de plantear este debate.

A pesar de todos sus defectos, seguimos creyendo que las Naciones Unidas es necesaria. Los esfuerzos diplomáticos, a pesar de su fracaso hasta ahora en este conflicto, deben continuar.

Actualmente nos encontramos en un escenario donde se están llevando a cabo conversaciones entre el gobierno ruso y el gobierno ucraniano para buscar una posible «solución» y las Naciones Unidas deben recuperar su papel vital en la mediación de estas difíciles negociaciones, en el espíritu de su creación.

Sin embargo, seguimos creyendo que un cambio en su estructura es fundamental, especialmente en el campo del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, ya que de ello depende el futuro mismo de las Naciones Unidas.

Araidna Quintero, Es licenciada en Derecho y Ciencias Políticas

Fuente: Lisa News

Este artículo ha sido publicado previamente en ANUE.