Por Sonia Fernandez Palma
Las reflexiones de Sonia Fernández Palma, profesora del Instituto LISA, sobre los planes de Putin en Ucrania y el papel de China como posible «mediador» en el conflicto (y en el nuevo orden internacional) si llegara a frenarlo.
Más allá de su egocentrismo, narcisismo, megalomanía y sus deseos imperialistas, hay que tener claro que Putin no está loco. Vladimir Putin tiene un plan y lo puso en marcha sobre Ucrania, en toda su crudeza.
Su objetivo es claro: volver a hacer grande a Rusia. Y su estrategia también ha sido clara en los últimos años. Entre sus principales objetivos ha destacado la desestabilización de Occidente -principalmente de la Unión Europea- de su cultura y valores, con acciones que hacen honor al dicho “divide y vencerás”. Para ello, no ha dudado en utilizar diversos medios como parte de una guerra híbrida, entre los que ocupa un lugar destacado todo lo que el ciberespacio pone a su disposición.
Vladimir Putin sabía que la Unión Europea se vería obligada a actuar cuando la agresión contra Ucrania se materializara con el alcance, magnitud y crueldad que estamos viendo. “Europa está en guerra”, dijo el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en una rueda de prensa el 28 de febrero.
Hasta el día de hoy no sabemos si en sus cálculos de riesgo había valorado la respuesta que hoy está dando la Unión Europea; el bloque de países más amenazados por la guerra que ha comenzado y cuya respuesta no tiene precedentes hasta la fecha y con una unidad nunca antes vista. Tampoco sabemos, a pesar de las estimaciones, los resultados reales que puedan tener a corto plazo las respuestas de la Unión Europea a las gravísimas acciones emprendidas por Vladimir Putin. Sí, podemos adivinar que dependerá en gran medida del apoyo que recibas de sus aliados.
Y, si sabemos que el principal aliado de Putin es su homólogo chino, Xi Jinping, podríamos preguntarnos si conocía exactamente los planes sangrientos y temerarios de Putin. Sabemos cuál es la respuesta «oficial» de China: comprensiva, pero sin mucho alboroto, manteniendo una postura tibia, casi equidistante, y en ocasiones expresando en silencio cierta incomodidad por los acontecimientos a lo largo de esta crisis. Aprovechando también los ecos de lo que ocurre en Ucrania hacia sus propios objetivos en Taiwán.
También sabemos que Xi Jinping lleva tiempo queriendo liderar el Nuevo Orden Mundial y parece posible que esta crisis iniciada por Putin sea el empujón que lo pueda elevar a esa meta. Porque solo Xi Jinping, líder de una potencia como China, tiene la capacidad de frenar a un Vladimir Putin más envalentonado y decidido que nunca. Entre otras cosas, porque entiende que cuenta con el apoyo «incondicional» de su principal aliado, reforzado por los últimos acuerdos firmados por ambos.
Los acontecimientos que estamos presenciando indican que las acciones de guerra de Putin pueden no detenerse en Ucrania. Así lo anunció él mismo, amenazando a países como Finlandia o Suecia, y, a cualquiera que «se interponga en su camino». Por lo tanto, parecería plausible que la invasión de Ucrania fuera la excusa más simple para poner en marcha el ansiado proyecto imperialista.
Dado que el presidente chino tiene capacidad para frenar a su gran aliado, la primera pregunta sería: ¿Permitirá Xi Jinping, con su inacción y tibieza, el inicio de una tercera guerra mundial provocada por Putin que, como es lógico, también tendría sus consecuencias en China? Parece algo improbable dados los intereses actuales del gigante asiático y, como decíamos, el malestar que, en ocasiones, aunque no se manifieste claramente, parece provocar esta situación.
La segunda pregunta que podríamos hacernos es: ¿China, ¿Xi Jinping, tiene un plan -incluso antes de que comience esta crisis- para detener a Putin cuando convenga a sus intereses? Esto último podría tomar mayor consistencia en los próximos días y, de ser cierto, podríamos encontrarnos con “la mano que mece la cuna” en este conflicto no habría sido otra que la de China.
Si llegamos a este punto de no retorno en esta crisis, el país podría lograr su objetivo de lograr la hegemonía en el liderazgo de un nuevo Orden Mundial en el que Estados Unidos parece ausente. Si China es el actor que logra frenar los deseos imperialistas de Putin y, por lo tanto, esta guerra, es posible que el mundo nunca vuelva a ser el mismo.
Si este evento llegara a materializarse, nos encontraríamos con que Vladimir Putin, lejos de ser un líder, podría haber sido un títere en manos de un objetivo mayor: Xi Jinping y su codiciado liderazgo mundial. Algo que, al parecer, Putin desconocía, habiendo reforzado sus alianzas con China en los últimos meses firmando varios acuerdos que, a su vez, podrían haberle hecho creer que él era el principal protagonista y no un actor secundario.
En cualquier caso, lo que parece seguro es que el Nuevo Orden Mundial podría estar en manos de Xi Jinping o ser el resultado de una Tercera Guerra Mundial, si es que sucede. Porque solo Xi Jinping parece tener la capacidad de frenar los deseos imperialistas de Vladimir Putin. Esto no solo lo ayudaría a lograr la hegemonía en el liderazgo mundial, sino que también lo presentaría ante el mundo como un «hombre de paz».
Sonia Fernandez Palma, Docente, consultora y divulgadora en Ciberseguridad y Alfabetización Digital
Publicado en Lisa News
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