Es el segundo producto más comercializado del planeta, solo superado por el petróleo, y cada día se beben millones de tazas en todo el mundo. Hablamos, lógicamente, de una bebida tan popular como el café, que se enfrenta a una serie de retos que están dificultando su producción y aumentando rápidamente su precio.
Tanto es así que incluso se puede hablar de una crisis del café que recién comienza. Y eso obviamente va a tener un gran impacto a nivel global. Actualmente estás en medio de una tormenta perfecta.
Primero fueron las heladas las que afectaron a los cultivos. Luego, la sequía que vive Brasil. Y en medio de todo esto, una crisis de la cadena de suministro global también ha asestado un duro golpe al comercio de este preciado producto.
El resultado fue que el precio del café arábica en 2021 duplicó el precio que tenía en 2020 y los inversores creen que en 2022 las cifras seguirán siendo muy altas.
Solo hay que comparar las cifras actuales del mercado de futuros con las de hace un año para apreciar que todas estas vicisitudes negativas están teniendo un fuerte impacto en el mercado del café.
Si este 8 de febrero el precio se situó en casi 2,5 dólares, hace apenas un año estaba en 1,2 dólares, que es más de la mitad. Mirar el gráfico de cinco años muestra perfectamente que la producción nunca ha estado en estos niveles en el corto plazo.

Así, 2021 ya ha cerrado con una subida del 76% y 2022 parece seguir por la misma senda. Y la consecuencia, por supuesto, es que los consumidores van a tener que pagar cada vez más por el café. También hay que señalar que actualmente se vive un periodo de alta inflación (6% en enero en España), lo que dificulta a las empresas llevar la cesta de la compra.
Hay otro factor que también muestra las dimensiones de la crisis y no es otro que el hecho de que las reservas de café están desapareciendo. Según Bloomberg, la Bolsa de Valores de Nueva York monitorea tradicionalmente el estado de estas y los últimos resultados revelan que hay 1.078 millones de sacos, lo que significa que es el nivel más bajo registrado desde el año 2000. Estas reservas vienen cayendo desde hace varios meses y es la señal más clara de que los precios van a subir porque hay mucha más demanda que oferta.
Cabe señalar que las existencias disponibles de café hacen que los países sean menos dependientes de los productores y que puedan manejar el producto independientemente del mercado. La desaparición de las reservas obliga a la vuelta al comercio mundial, muy afectado por la situación actual.
Los problemas de Brasil
Brasil juega un papel protagónico. Más bien sus condiciones climáticas, ya que lo que sucede en este país afecta el mercado mundial del café. En julio y agosto, las heladas afectaron la región cafetera y actualmente existe una importante sequía, ambas afectando la producción del producto.
Aunque la subida de los precios se debe fundamentalmente a la climatología, hay otra serie de retos que también juegan en su contra, como el aumento de los costes del transporte, los altos precios de la energía, los problemas laborales o la incidencia del coronavirus. Circunstancias todas estas que no ayudan a pensar en una solución rápida al problema. Solo una mejora radical en las perspectivas climáticas podría cambiar las cosas, pero por ahora, los expertos apuestan a que el café seguirá aumentando
Por: Javier Taeño